domingo, 11 de marzo de 2007

Volar


¿Dónde están mis alas? No consigo dar con ellas, siempre creí que estaban en mi espalda, pero como no me veo mi espalda no estaba seguro de tenerlas. He intentado volar, he empezado a correr, he salido corriendo y he tomado impulso con un salto al final de la carrera para alzar el vuelo, pero es inútil, no logro volar, sólo me mantengo tres segundos en el aire y al final vuelvo al suelo. A veces caigo de pie, otras me golpeo contra el suelo, a veces sin daño, últimamente con mucho daño y mucho dolor; tanto que no quiero mirarme al espejo, no quiero ver mis cicatrices ni mis heridas. Y estoy cansado, estoy harto.
Voy a desistir de volar, seguramente soy una gallina y yo creí que era una gaviota, todas las gallinas saben que no pueden volar, pero yo no me quiero convencer que soy una gallina, y que nunca seré gaviota.
Sí, he renunciado a volar, me limitaré a deambular por el suelo, dando pequeños saltitos que me hagan soñar con el vuelo, que me hagan durante breves segundos creerme gaviota, y me haga olvidarme durante ese breve espacio de tiempo de la palabra con la que rima, que es, en realidad, lo que soy.