sábado, 17 de febrero de 2007

Amar


Esta mañana fui al médico. Fui al médico y le dije que me hiciera un electrocardiograma de mi corazón. Él se preocupó porque normalmente los pacientes no van a él a pedirle esas cosas a no ser que tenga palpitaciones o la tensión alta. Pero en seguida lo tranquilicé, no es eso lo que quiero que compruebe en mi corazón.
Quiero que examine mi capacidad de amar, que compruebe si la tengo intacta o si se ha debilitado con los años. Quiero que analice si se volverá a acelerar con el próximo beso que dé, con el próximo contacto que tenga con alguna mujer, quiero saber si será capaz de transmitir y compartir amor con alguna persona. Si elevará y mantendrá elevados mis ánimos en un posible próximo encuentro.
O si quizás se mantendrá frío e inerte para siempre... paralizado por el miedo... resignado a no acelerarse por no llegar a la taquicardia.
El médico me dijo que para eso no hacía falta ninguna prueba, que si yo lo deseaba, que si yo ponía la intención, el corazón se encargará del resto. Que si me preocupaba mucho por el tema sería peor.
Ojalá lleve razón. ¿O quizás me equivoqué de médico?

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